Precious (2009), una oda al golpe bajo


por Princesa Mirina



Esto de estar soltera me gusta cada vez más. Miro Netflix hasta la madrugada, ando en piyama todo el día, con el papel higiénico bajo el brazo para sonarme la nariz, sea por alguna escena emocionante o por un resfrío que me tiene a mal traer.

En uno de esos desvelos vi Precious, la película dirigida por Lee Daniels. Pensé, "tiene 7.3 en IMDB, independiente, la protagonista es una adolescente con una vida dura", me encanta.

Precious (2009), dirigida por Lee Daniels


No. Qué desilusión tuve a medida que desfilaba ante mis ojos una andanada de golpes bajos. Primero, Precious es negra y pobre. Segundo, no habla con nadie ni nadie le presta atención. Tercero, es muy obesa. Cuarto, tiene una madre abusiva que vive con el subsidio que le dan por cuidar a su hija, a quien insulta y denigra apenas tiene oportunidad. Quinto, Precious es víctima de un embarazo no deseado. Sexto, el embarazo es producto de la violación de su padre, un crimen que contó con la complicidad de su madre. Séptimo, la madre culpa a Precious de "robarle el marido". Octavo, el padre de Precious tiene HIV, que le contagia a su hija cuando la viola. Noveno, Precious tiene una hija con síndrome de Down.

A esa altura estaba tan afectada que no le quise dar ni una cucharada al cuarto de helado que me había comprado. El director apenas nos recompensa con algunos flashes que muestran anhelos de Precious en forma de videoclip.

La película es un refrito más de la vieja historia de la persona que sale a flote tras superar adversidades. Muy bien, pero ¿cómo me identifico con un personaje al que le pasan todas pero absolutamente todas las cosas malas que le pueden pasar a un ser humano? Los directores se miden por su capacidad de que no se note cómo nos manipulan. En este caso, a Lee Daniels se le nota demasiado.

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