Título: Casablanca (1942)
Director: Michael Curtiz
Alegato de defensa del reestreno de Casablanca, escrito por Princesa Mirina en respuesta a la crítica negativa de Don Cisco.
El jueves 11 de octubre no fue un día más para mí. Me levanté con una sonrisa. Había magia en el aire. Son esos días en que te sentís como Cecilia en La rosa púrpura del Cairo cuando ve que el actor traspasa la pantalla de cine. Bueno, ese día Humphrey Bogart iba a acercarse a mi butaca y a llenarme de estrellas la mirada. ¡Reestrenaban Casablanca! Una de las mejores películas de la historia del cine, otra vez en la pantalla grande. Una historia trágica de amor. ¿Por qué cuando pensamos en los griegos pensamos en las tragedias griegas? Porque la tragedia concentra todos los tópicos del comportamiento humano. El amor que lleva a cometer locuras es a la vez el amor que obliga a los personajes a hacer el sacrificio máximo. Y por si fuera poco, con la más bella de las bellas, Ingrid Bergman, y unos diálogos para no perderse ni una letra.
No todos entienden lo que acabo de explicar, claro. Por eso la indignación que se apoderó de mí cuando volví del cine, conmocionada y con los anteojos empañados. En el sitio donde escribo mis críticas había una nota de un tal Don Cisco sobre el reestreno de Casablanca. Bah, más que una nota era una aberración. Una suma de miradas superficiales y anhelos de ver tiros y super-acción. Ese señor seguro nunca vio Cinema Paradiso. Una película demasiado sutil para su alma que pide sangre, me imagino. Si hubiera visto esa joya del cine italiano, se habría dado cuenta de que el cine es un lugar donde se comparten experiencias. Ver Casablanca con decenas de personas no es lo mismo que verla sola en la casa. En el cine las risas se potencian y las emociones se comparten. Es increíble que a esta altura de la historia haya gente que crea que lo único que vale la pena ver en el cine son efectos especiales. Con razón se fundieron los cines de barrio. Por los Don Ciscos del mundo, sin duda.
Agradezco la intervención de Anabella en los comentarios del artículo, así se hace un poco de justicia. Espero que a esta “persona” no se le permita ir más a cubrir eventos que requieran tener un mínimo de sensibilidad y sentido común. El ruido del pochoclo que mastica seguro no lo deja pensar bien.
Como no podía ser de otra manera, el reestreno de Casablanca merece un 10.
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