El genocidio armenio en la pantalla grande





Las dificultades propias de narrar un crimen político contra un pueblo.


El ejército turco sigue de cerca a los armenios.
EI Imperio Turco, gobernado por “los Jóvenes turcos”, organizó el exterminio de los armenios entre 1915 a 1917. Primero deportaron y asesinaron a intelectuales, políticos y hombres en edad adulta que podían dar combate. Finalmente atacaron a ancianos, niños y mujeres. Utilizaron todo tipo de técnicas de torturas. Obligaron a caminar a personas en medio del desierto hasta que murieran de hambre y de sed. También ejecutaron a varios armenios mediante fusilamientos masivos. De un poco más de 2 millones de armenios, quedaron apenas 500 mil sin nada. Aun así, el Estado turco no reconoce el genocidio y muchos países tampoco lo hacen .

Una de las primeras películas que abordó el genocidio armenio ha sido Ravished Armenia, rodada en 1919. Está basada en un libro, escrito por Archaluys (Aurora) Mardiganian, sobreviviente de las torturas que sufrió de parte de funcionarios turcos. Su misión fue denunciar todas las atrocidades que vivieron. Tristemente es un material difícil de conseguir.

Filmar y rodar películas de ficción no es fácil, requiere conseguir mucho presupuesto. La población armenia sobreviviente no contaba con muchos recursos, se había exiliado con la nada misma. Conseguir sponsors para revelar un crimen político es tremendamente difícil, mucho más si hay una presión muy fuerte para ocultarlo de parte de quienes lo cometieron. Impidieron que la MGM filmara Los 40 días de Musa Dagh, entre otros proyectos hollywoodenses. Esa novela fue escrita por un judío, libro que logró un éxito internacional desde su publicación en 1933. El Estado turco se ocupó de que no produjeran la película. Por suerte, se guardó el proyecto para su desarrollo en 1982.

Por estas razones del séptimo arte se consiguen sobre este tema muchos documentales. También esto explica por qué hay una brecha temporal importante entre las producciones. Después de más de ochenta años, el director de Ararat (2002), Atom Egoyan, tuvo que enfrentar objeciones y luchar por el estreno de su trabajo. La película canadiense toma como título el nombre del monte Ararat, también denominado “montaña del dolor”, símbolo de los armenios. Otro film que desarrolló esta masacre ha sido La casa de las alondras o el Destino de Nunik (2007), que refleja el drama de una de las tantas familias armenias. Al ser un proyecto italiano escrito y dirigido por Paolo y Vittorio Taviani, fue financiado por Euroimagen, claro que con el voto negativo de Turquía. Terminó siendo un film excelente pero sin demasiada distribución.

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