Detachment, otro intento de narrar desde el aula

Título: Detachment (2011)

Director: Tony Kaye



por Princesa Mirina




Un profesor en una escuela llena de salvajes criaturas, y unas cuantas reflexiones filosóficas.


Henry Barthes en un aula vacía.
Mi primera sorpresa después de ver la película la tuve cuando busqué en imdb al director, Tony Kaye. Primero, aparece una foto de un hombre con cara de loco y una barba larga. La segunda sorpresa es que es el director de American History X, una película dura, protagonizada por Edward Norton, que relata la vida de un neo-nazi y la organización de los skinheads en Estados Unidos. ¿Hace falta decir que tiene un final trágico?
En Detachment no hay neo-nazis pero sí persiste una mirada oscura acerca del ser humano. En este caso, el pesimismo se vuelca sobre el sistema educativo. Chicos super violentos y profesores desbordados, que no encuentran la manera de conectar con sus alumnos. Y un protagonista que vive en una nube de pensamientos filosóficos con el que nunca pude conectar. ¡Y es que si no empatizo con los personajes no me sirve, chicos! Una película que no interpele nuestra inteligencia emocional es una película sin alma. El protagonista, Henry Barthes, pasa sin pena ni gloria por la tierra y trata de mantenerse al margen de todo. Es un profesor suplente que se lleva mejor con sus alumnos que los profesores titulares. Pero que igual tampoco les cambia mucho la vida. Al finalizar su periodo se va a otro colegio.

Henry y Erica, contra un paredón.
Lo primero que el espectador encuentra es una diferencia con las infinitas secuelas de “Al maestro con cariño”. No usa los mismos mecanismos ni las mismas fórmulas. Bueno, bien, dice uno. Ya eran recursos un poco viejos, aunque te sacan todavía algunas lágrimas. Sin embargo, no abandona las lágrimas para encontrar un buen recurso narrativo sino que se queda sin ninguna de las dos cosas. Apenas hay un destello de magia en la historia entre el profesor y una adolescente que se prostituye. Ahí hay algo de emoción, algo de “¿y qué va a pasar con esta chica?” Pero es eso, un destello que no consigue iluminar todo el desarrollo. Lo que pretende ser una reflexión profunda sobre el sistema educativo estadounidense cae en lugares comunes, como el de los adolescentes demasiado malos e irreflexivos, suicidas y que necesitan algún tipo de salvador. Y la verdad, un director que pretenda profundidad psicológica en sus personajes no puede mostrarnos unos adolescentes tan superficiales. Incluso el destino de la adolescente más profunda es un lugar común.

4 de 10, una película sin alma.

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