por Claudius
Game of Thrones es la historia de varias familias que luchan por la hegemonía, mientras sus integrantes conspiran entre ellos y el liderazgo se pone a prueba en cada decisión. "Winter is coming", y con el invierno, una amenaza sobrenatural que llega desde el norte.
Cuando hay que descubrir la génesis de algo, nunca nadie se pone de acuerdo. Algunos llegan hasta el Big Bang o hasta hombres de barro y mujeres de costilla. Por eso, en forma arbitraria anclo el comienzo del camino que lleva a Game of Thrones en Yo, Claudio, una serie inglesa ambientada en la época del Imperio Romano. Ni un solo efecto especial. Ni siquiera un plano de exteriores. Interiores sencillos y diálogos. Casi teatral. Familias que intrigan para conseguir lo que quieren son el motor que da impulso a la serie. Varias décadas después HBO dio a luz Rome, digna heredera de I, Claudius, esta vez con exteriores, combates y las últimas teorías de los historiadores acerca de esa época. Por ejemplo, los grafitis satíricos acerca de las figuras de poder. Y, claro, Roma incorporó dosis y más dosis de sexo sin pudor, algo que los televidentes agradecimos. Los nobles despatarrados a sus anchas, mientras los esclavos miran, en una sociedad que no se manejaba con los mismos códigos de privacidad que la actual.
Y así llega Game of Thrones, basada en las novelas de George R. R. Martin, producida también por HBO. En este caso, la serie abandona la historia y se sumerge en la fantasía medieval. Así como en Rome las familias disputaban el control del Imperio Romano, aquí, la disputa está en la conquista de un continente entero, dividido en siete reinos, que rinden tributo a una Corona que los unifica. La historia empieza con la muerte de la mano derecha del rey, que pronto se convierte en una guerra declarada entre los reinos. Incluso abre distintos frentes dentro de las propias familias.
El primer desafío de los creadores es la adaptación de los libros, que el autor divide en pequeños capítulos según el punto de vista de cada personaje. Después de haber visto las dos primeras temporadas, podemos decir misión cumplida. La serie sigue la historia de varias familias y de un puñado de sus integrantes. De esa manera, el espectador siempre está al tanto de lo que pasa en todo el reino e incluso más allá. Por si eso fuera poco, los DVD incluyen la historia de ese mundo, cómo los hombres llegaron ahí, quiénes antecedieron a los protagonistas de hoy, todo narrado por los principales personajes de la serie. En cuanto a las actuaciones, se destaca el monumental desempeño de Peter Dinklage, que interpreta a Tyrion, integrante de la familia Lannister. Al haber nacido enano, lo tratan como bastardo y su padre lo desprecia. Sin embargo, Tyrion se las arregla bastante bien para sacarle provecho a sus limitaciones. Cultiva su mente con libros y filosofía y alegra su espíritu con prostitutas y bebida. Es el más políticamente incorrecto de los personajes, y eso lo convierte en el alma de la serie. A propósito, aquí también el sexo se aborda sin pudor, como debe ser. El trabajo de Lena Headey como Cersei Lannister también brilla. Es una mujer sola, pero poderosa. Bella pero despiadada. Y a la vez devota madre de sus hijos, por los que daría lo que fuera. Su actuación muestra todas esas contradicciones.
A esta altura se preguntarán el porqué del título de la crítica. Está bastante claro. Los Stark son nobles, tienen un código que respetan, son descendientes de los hombres que habitaron antiguamente la Tierra. Su rigidez les otorga la virtud de la lealtad pero a la vez los vuelve predecibles. Los Lannister son despiadados, para nada escrupulosos y asquerosamente ricos ("un Lannister siempre paga sus deudas" es la frase popular por las que se los conoce). Eso les da una ventaja sobre los Stark, pero a la vez los vuelve vanidosos y por lo tanto débiles también. Los Baratheon pelean entre ellos por el trono y están subordinados a misteriosas fuerzas elementales. Al otro lado del mar, Daenerys Targaryen tiene la fuerza que le da su sangre de dragón, pero tiene que luchar prácticamente sola por reunir un ejército y reclamar su derecho a la Corona. Cada familia tiene virtudes y defectos que ponen en práctica en el juego político por asumir el liderazgo de su gente. Algunos son grandes estrategas pero cobardes a la hora de ponerse al frente en una batalla. Otros demasiado estúpidos para pensarlo dos veces antes de hacer un acto temerario. Tranquilamente los consejeros de la Corona podrían escribir una nueva edición de El príncipe, de Maquiavelo. Todos representan intereses secretos y se subordinan a reyes según les convenga.
Game of Thrones, en definitiva, es una serie donde la lucha política de camarillas, el rosqueo y las intrigas se convierten en el arte para sobrevivir y lograr la supremacía. Y como condimento especial, lo fantástico entra en escena y cambia todas las reglas conocidas. Un ejército de muertos vivientes se prepara para marchar.
Fantástica adaptación, la mejor nota que le puedo dar, 10 de 10.
Coincido, me gusto el enano. Y la frase un Lannister siempre paga sus deudas. El poder de ellos se basa en la plata, nomás.
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