El Hobbit, un viaje inesperado a la infancia

Título original: The Hobbit: An Unexpected Journey


por Claudius




Once años después del lanzamiento de la primera trilogía de El señor de los anillos, llega una segunda trilogía, basada en El Hobbit, un libro anterior, que Tolkien escribió para sus hijos.


Bilbo recibe una visita inesperada de los enanos.
La primera pregunta que me surgió antes de ir al cine fue, ¿cómo haría Peter Jackson para convertir un libro en tres películas de casi tres horas cada una? Sobre todo si pensamos que la anterior trilogía estaba basada en tres libros, cada uno de ellos más extenso que El Hobbit. Un primer acercamiento a la película me permite sacar una conclusión: misión cumplida, Peter. En ningún momento estiran el relato y, basados en otros libros de Tolkien, completan la historia principal con algunas historias paralelas y robustecen el carácter de los personajes.

La primera parte de la película no es la primera parte del libro. La historia del reino enano de Erebor ocupa los primeros minutos del film. Dentro de la Montaña Solitaria, los enanos construyeron lujosas cámaras donde viven y donde acumulan una inmensa cantidad de riquezas. Pero la codicia del rey lleva a la perdición a su pueblo. Smaug, un dragón, ataca a los enanos y los expulsa de su hogar. Se sabe que a los dragones les atrae el oro y las joyas, y que establecen su hogar allí donde hay mucha riqueza acumulada. Entonces, los enanos se transforman en una suerte de pueblo judío errante, ya que también Moria les fue arrebatada por los orcos, una historia que luego desarrollará El señor de los anillos. Es un grupo de estos enanos errantes el que irrumpe en la casa de Bilbo, convocado por Gandalf, que interpreta otra vez a la perfección Ian McKellen.

El grupo de aventureros camina por un desfiladero.
Hablemos de los personajes y las caracterizaciones. El Hobbit, en su versión libro, empieza con una breve descripción de las características de los hobbits. Criaturas para nada propensas a las aventuras, a las que no les gusta subir escaleras. Por eso tienen todo al mismo nivel. Como son bichos de costumbre, odian lo inesperado, porque eso no les permite ser los mejores anfitriones. Ser un mal anfitrión es el peor pecado que se puede cometer en La Comarca. Bueno, el comienzo de la película ya nos deja un dulce sabor de boca. El actor elegido para interpretar a Bilbo, el padre adoptivo de Frodo, es Martin Freeman. Bravo. Sale Elijah Wood, que interpretó a Frodo en El señor de los anillos, y entra Martin Freeman. Es como si hubieran tenido a Messi en el banco de suplentes. Gracias a este actor, Bilbo cobra vida. El trabajo que hace Freeman con las expresiones es muy notorio. Muestra a un Bilbo lleno de tics nerviosos que, con sus expresiones, refleja el desagrado que le produce la invasión de enanos hambrientos que lo toma por sorpresa. Es que una noche como cualquier otra, un enano tras otro se presentan en la casa de Bilbo para una misteriosa reunión de la que el hobbit no tiene idea.

La película dura 169 minutos, que pasan muy rápido entre el encuentro con los trolls, la lucha con los trasgos y la aparición de Gollum. La trama desarrolla la relación entre los enanos y Bilbo. Desde un comienzo donde desconfían de sus cualidades, hasta un final donde el hobbit muestra destrezas ocultas. Ocultas hasta para el propio Bilbo, que se había acostumbrado demasiado a la tranquilidad de La Comarca y a la idiosincrasia de su pueblo. Es una de las características más conmovedoras de Tolkien como narrador. La habilidad para que sus personajes más pequeños consigan las hazañas más extraordinarias. Peter Jackson incluye en la película a Radagast, un mago que es una especie de brujo hippie, amante de cada criatura viva y comedor de hongos alucinógenos. Es otro acierto. Resulta simpático y encaja en la historia general.

Los enanos son graciosos, igual que en el libro. Si había algo que temía eran los derrapes humorísticos con los que Peter Jackson nos castigó en Lord of the Rings. Sobre todo con Gimli. En este caso, el enano serio, Thorin escudo de roble, es serio. Y los enanos más caricaturizados se encargan del humor. Gracias a eso, la escena de la tertulia inesperada es excelente, ágil en el desarrollo. Permite que el espectador empatice con el pobre huésped.

Los magos Gandalf y Radagast intercambian información.
A diferencia de la comunidad del anillo, el grupo de aventureros que surge a partir de la tertulia inesperada en Hobbiton es vulnerable, desordenado y poco compacto. La comunidad del anillo tenía a los mejores exponentes de cada raza: humanos, elfos, enanos, hobbits y un mago con un gran poder oculto. Además, tenían como misión salvar el mundo, guardar todo lo bueno que quedaba. El grupo de aventureros de El Hobbit tiene como objetivo recuperar Erebor y su tesoro. Ninguna misión gloriosa más allá de las aspiraciones de los enanos. Lo interesante de esta aventura es que hay eventos que se desarrollan al margen de los objetivos de la compañía. Que los superan con creces. El poder de Sauron empieza a crecer y ganar influencia en la Tierra Media. Pero parece que Saruman, el Blanco, encargado de detener ese poder maligno, no le da al problema la importancia que merece.

Los otros miembros del concilio blanco, Gandalf y Galadriel, en cambio, sospechan que hay un mal que se extiende. Entre ellos hay una conexión más allá de las palabras. A propósito, Cate Blanchett vuelve a demostrar que por sus venas corre sangre élfica. Su interpretación de Galadriel es sólida, perfecta. Una mirada, una media sonrisa, cada gesto de Cate Blanchett es convincente.

La película crece en las escenas de humor, en la caracterización de los actores, donde se ve el gran trabajo de maquillaje y de producción en general. El menor grado de solemnidad del libro en el que está basada esta película le permite a Peter Jackson jugar un poco más con las escenas y personajes. Hay un juego con las perspectivas para que Gandalf parezca enorme al lado de los enanos y el hobbit. También el film se hace fuerte en los diálogos y en la parte en que Bilbo juega a los acertijos con Gollum.

Los combates y las escenas de acción son espectaculares, pero no aportan nada nuevo. Ahí es donde está la parte más floja. Sobre todo cuando escapan de los wargos en el Bosque Negro, donde hay una escena inverosímil de los enanos sujetos a un árbol, que está a punto de caer por un abismo. Sin explicación, esos enanos que apenas se sostienen, minutos después corren para combatir contra los enemigos. Pero es apenas un detalle que no hace mella en la experiencia completa de ver en cine esta maravilla de la fantasía.

Sin duda, una trilogía que está entre las mejores películas de su género. 10 de 10.

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