por Anabella
La directora, Byambasuren Davaa, elige contarnos la historia de una familia nómade de Mongolia.
La historia comienza con las imágenes de unos paisajes impresionantes, de esos que parecen pintados, y una reflexión sobre la muerte y la reencarnación. Inmediatamente, el espectador comienza a compartir la vida de una familia de campesinos, que habitan en unas tierras muy alejadas de la ciudad. La familia está compuesta por una pareja, dos niñas y un niño, todos pequeños.
Un día, llegan los lobos y atacan a parte de su ganado, su economía familiar. Ellos viven de lo que las cabras y ovejas les dan. El problema parece haberse resuelto, hasta que la hija mayor encuentra un perro dentro de una cueva. Su padre quiere que se deshaga del cachorro porque puede haber estado con los lobos y supone que estos podrán seguir su rastro y volver a poner en peligro el ganado. Pero la chiquita, aun con las explicaciones de los padres, busca la manera de quedárselo.
El título de este artículo pregunta si es un documental o si es ficción. Aunque no tenga un narrador con una voz en off y aunque la historia del perro es ficcional, parece un documental por la naturalidad de las imágenes y porque prácticamente todo el sustento de la película es mostrar las costumbres de una familia campesina nómade de Mongolia. Su filosofía, sus creencias, su forma de vivir. Un trabajo que recomiendo ver bajo la consideración de este aspecto. Aquí lo importante es conocer una forma de vida, la historia del perro es la excusa, no más que eso.
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