Interpretaciones de El resplandor (The Shining), de Stanley Kubrick
por Claudius
El otro día, a la medianoche, enganché El resplandor en el cable. Para los que no la conocen, es una película de terror psicológico basada en una novela de Stephen King. A diferencia de algunas adaptaciones de libros de King, esta película cuenta con el talento de Stanley Kubrick, uno de los más grandes directores de la historia del cine.
Volver a ver la película fue una experiencia única. Descubrí algunos detalles en los que antes no había prestado atención. Más allá de las escenas parodiadas en Los Simpson ("sin televisión y sin cerveza Homero pierde la cabeza"), hay varios niveles de profundidad que se nos escapan a la mayoría de los mortales.
Cuando terminó la película, corrí a la computadora en una búsqueda desesperada de respuestas. Consulté a san Google, quien arrojó entre los resultados una página única por la exhaustividad de su análisis y por las polémicas interpretaciones de escenas de la película.
Detrás de lo sobrenatural, la historia de un niño abusado
En "MAZES, MIRRORS, DECEPTION AND DENIAL", Rob Ager escribe veintitrés capítulos donde propone y justifica cada afirmación, por más descabellada que parezca.
Por ejemplo, dice que el cuarto 237 en realidad no existe. Está en la imaginación del pequeño Danny y sirve como escenario simbólico de los abusos que recibió de su padre. Ager comienza a mostrar similitudes entre la supuesta escena de amor padre-hijo y la escena en que Jack entra al cuarto 237. La vieja que se levanta de la bañadera - Jack que se levanta de la cama.
En realidad, asegura Ager, la escena de amor padre-hijo es la antesala de un maltrato, de un estrangulamiento de Jack a Danny que la película no muestra pero sí sugiere. Por eso el cuarto 237 simboliza para Danny el abuso de su padre. Así como las víctimas a veces se identifican con los victimarios, en esta especie de sueño, Danny se imagina en la figura de su padre. Por eso la vieja estrangula a Jack. Es una imagen distorsionada del estrangulamiento de Jack a Danny.
No es un razonamiento antojadizo. Al comienzo de la película nos enteramos de que Jack dislocó el hombro de Danny en un ataque de furia. Es lo que le explica la madre a la psicóloga que los visita en la casa. Precisamente la madre, de aspecto pálido y vulnerable, tiene la postura de la típica esposa sometida por el golpeador.
Después, los fantasmas, como el bartender que le sirve un trago a Jack, no son más que un soliloquio del padre, lleno de culpa por la violencia que ejerció con su hijo. Para justificar esto, Ager se basa en la teoría de los espejos. Los fantasmas son reflejos imaginarios de esos espejos. Jack llega al bar, no ve a nadie. Se sienta frente al espejo, se tapa los ojos y cuando los abre está el bartender. Lo mismo el mozo que se encuentra en el baño, que incluso tiene una postura simétrica a la de Jack.
Para la próxima entrega queda un repaso por más capítulos de la excepcional descripción de Rob Ager. Por ejemplo, aquellos que hablan del genocidio a los indígenas reflejado en muchos detalles de la película. La famosa escena final del hombre disfrazado de oso. E incluso una muy polémica interpretación que habla de la homosexualidad de Jack (una escena donde tiene una revista Play Girl) y de un abuso sexual a su hijo (una de las notas de esa revista es sobre incesto). Sabemos que Kubrick era un fanático de los detalles. ¿Habrá llegado a ese extremo?
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