Brutos, feos y sucios

Título original: Brutti, sporchi e cattivi (1976)

por Anabella

 

Una grotesca forma de narrar la pobreza en una villa en Italia. Una casa  que se cae a pedazos, pero que aún sirve para refugiar y hacinar a varias familias.

Nino Manfredi interpreta a Giacinto Mazzatella, el jefe de familia, que no es más que un viejo degenerado, violento y alcohólico. Por un accidente laboral en su ojo, cobra un dinero que todos los integrantes de la familia quieren. Así transcurre la película, con la preocupación de un viejo por esconder y defender su dinero de las garras de sus hijos y su mujer. Cada uno lo quiere para alcanzar un propósito distinto: su mujer para comprar electrodomésticos, su hijo rengo para una pata ortopédica y otro hijo para ponerse una peluquería. Por un tiempo esconde el fajo de billetes en un hueco de la cocina o en el baño, hasta que conoce a una prostituta que lo hará cambiar de planes.

Giacinto lleva a la prostituta a dormir a su casa y obliga a su mujer a compartir la cama. Le compra vestidos, la lleva a comer a restaurantes y eso hace acrecentar la furia de su familia. "¡Se va a liquidar toda la plata con esa callejera! ¡Matémosla! ¡No! Hay que matarlo a él porque si no se conseguirá otra para dilapidar todo el dinero".

El director de esta obra es Ettore Scola, quien ganó un premio en Cannes a la mejor escena por esta película. En la década del 70, en Italia, las comedias se presentaban bajo la versión de sketchs cómicos, como es el caso de Boccaccio 70, película que unifica cuatro historias y a cuatro directores. Si bien esta película tiene aspectos en común como lo grotesco y picaresco, será mucho más agridulce que las otras. La porca miseria que no se termina y se acrecienta, se nota más. Claro, Scola hace su película en plena crisis económica mundial.

Es una comedia dramática típica del cine italiano que no hay que dejar de ver. Tiene por momentos elementos absurdos, violentos e incluso hasta oníricos.

Puntaje: 8