por Princesa Mirina
Comme un chef, llamada El chef, la receta de la felicidad en España, trata sobre un aspirante a chef que se ve inmerso en una aventura por salvar el estilo de un restaurante.
Jacky Bonnot es un aspirante a chef que no para de fracasar. Como se las da de experto y se porta como un sabelotodo, no lo soportan en ningún restaurante. Para colmo, su esposa está embarazada y, lógico, quiere que Jacky tenga un ingreso estable. Pero a la vez Jacky quiere seguir su sueño, y nadie lo puede culpar de eso tampoco. El amor es tragedia menos en las comedias livianas, jaja. Obvio. Jacky empieza a trabajar como pintor pero pronto se engancha con el restaurante de su chef referente, su héroe Alexandre Lagarde, interpretado por Jean Reno. Es un cocinero tradicional y está peleado con el dueño de la cadena, que quiere que se modernice e incorpore la cocina molecular. Además, Lagarde perdió su brío, sus platos no son lo mismo que antes. Jacky es un defensor de las viejas recetas de Lagarde y a la vez tiene nuevas ideas que pueden salvar al restaurante. ¿Salvarlo de qué? Del dueño, que lleva a los críticos más despiadados para que pierda una estrella y pueda reemplazar al chef con alguien que utilice la cocina molecular.
La película es ligera y llevadera. Tiene algunos momentos graciosos pero no causa ninguna carcajada. Los elementos de romance van más por la vía del paladar, de la relación del cocinero con la comida. Y estos dos hombres aman lo que cocinan. El dueño, que encarna al malo, tiene apariciones esporádicas. No alcancé a odiarlo. Parecía un poco infantil, un poco tonto. Me hizo acordar a Gustavo Garzón. En fin, tampoco la relación tirante entre Jacky y su esposa embarazada me mantuvo en vilo. Estaba claro que al final lo iba a perdonar, qué duda cabe. La tensión de la película está en saber si Jacky tendrá suerte esta vez y si a Lagarde no le bajan el puntaje. Es muy bueno el montaje del restaurante molecular, con una onda muy new age y minimalista. Pero la pelea entre los dos cocineros, el veterano y el sabelotodo, apenas me sacaron una o dos sonrisas.
Le voy a poner un 5. Para verla en cable, sin ningún pañuelo cerca ni para las lágrimas de risa ni para el llanto.
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