por Princesa Mirina
El último Elvis se trata de la lucha de un imitador de Elvis por encontrar su identidad. ¿Es Elvis o es Carlos Gutiérrez, padre de una hija?
El cine argentino, ay. Si leo las críticas de cine de La Nación sobre películas argentinas, mejor me llevo la bolsa de dormir al Gaumont y veo toda la grilla. En el periodismo existe una compulsión por ensalzar las producciones nacionales. Entonces leo una crítica y pienso "qué divina" y voy contenta al cine. Pero una vez que me doy cuenta es demasiado tarde. Ya se apagaron las luces, un montón de gente me rodea, algunos viejos tosen y en la pantalla, unos personajes divagan sobre la vida aburrida que tienen, en un mundo aburrido donde no pasa nada. Por más que Francella ponga los ojitos vidriosos al estilo Farinello, no me saca una emoción, qué quieren que les diga.
Hasta que llegan películas como El último Elvis, donde toda amante del romance está obligada a llevar un pañuelo a mano. John McInerny se interpreta a él mismo, un imitador de Elvis en la realidad y también en la ficción. Desde el comienzo, Carlos Gutiérrez sacude al espectador con su voz, tan parecida al Elvis original. Unas estupendas tomas de su actuación le dan color al relato. Pero cuando Carlos se baja del escenario, vuelve al mundo real, donde trabaja en una fábrica y tiene una hija a la que no le presta demasiada atención. En medio de la lucha por rescatar unos pesos del sindicato de extras, que le debe varios shows, su ex sufre un accidente y la relación entre el padre y la hija se reconfigura. Ella lo vuelve a ver como una figura paterna y le demuestra que lo necesita. Y ahí es cuando se produce la mayor tensión dramática de la película. "¿Mi destino es el de Elvis o puedo ser Carlos Gutiérrez, el padre que mi hija reclama?"
Como siempre digo, el amor es tragedia. Carlos cree que los sueños deben seguirse pase lo que pase. Su personaje de Elvis transita por una especie de mundo dentro de nuestro mundo. Ahí se produce el quiebre, y Carlos se pierde en la ficción y en un destino escrito.
Gran película, 8 de 10.
Estoy muy emocionada. Armando Bo, el director de la película, incluyó mi crítica en su facebook. ¡Gracias, Armando!
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