Django Unchained, ¡te amo, Tarantino!


por Don Cisco



Django y Shultz discuten sobre los hombres que deben liquidar.
Hay algo que me encanta cuando miro una película. Me encanta sentir que el triunfo del protagonista es un triunfo mío también. Amo las ráfagas de ametralladora que vuelan por el aire y bajan a decenas de malhechores. Quiero que el héroe solitario diezme la población mundial, si es necesario, para que se haga justicia. Entonces, cuando estrenan en el cine una película como Django sin cadenas, me acomodo en la butaca con una sonrisa de niño, las manos en la posición en que las pone Burns cuando dice "Excelente" y los ojos ávidos de violencia y destrucción en pos de un final feliz.

Django tiene todo para ganarse nuestros corazones. Es negro, esclavo en la época exactamente anterior a la guerra civil yanqui, lo separaron de su esposa, es inteligente y tiene mucho amor propio. Junto a un extraordinario Christoph Waltz, que hace de un cazarrecompensas progresista, son un dúo mortal. El disfrute empieza desde el primer segundo. Es una sensación parecida a la de Bastardos sin gloria. ¿Querés ver nazis ametrallados? Ahí tenés un grupo de héroes de historieta que hacen un poco de justicia por mano propia. En Django, la sangre que corre es la de los esclavistas. En vez de una película insoportable sobre leyes, juicios y palabras bonitas, la cuestión se simplifica: a cortar cabezas de malosos. Prefiero toda la vida al héroe solitario que pone en evidencia la podredumbre de la sociedad que al abogado exitoso que embellece la democracia. ¿Qué? ¿Que no les gustan los héroes sin matices? Django es un héroe de comic pero tiene sus contradicciones. Para llegar a su objetivo debe ensuciarse un poco, ya van a ver.

En fin, sí, hay violencia y sangre, pero es todo sugerencia. Así que no me vengan con esas pataletas "ay, ay, me asusta la sangre", "ay, ay, no quiero ver sufrir a la gente". ¡Es una película, imbécil! (qué lindo poder escribir eso y saber que Gerardo no me lo va a editar). Además, como dije, está todo sugerido por el excelente trabajo en sonido. Los amantes del morbo al estilo Perros de la calle quizá se sientan algo decepcionados. Yo no. Para nada.

Secuencia que muestra la primera escena de la película.
Como deslicé, el apartado sonoro es magnífico. Cada tema se funde con lo visual y potencia la experiencia. En una paráfrasis de una vieja propaganda de una radio que pretendía competir con la Rock&Pop, si ves Django Unchained mientras estás en el baño, vas a cagar fuego. El humor tampoco está ausente. Hay una escena de antología en la que varios miembros del Ku Klux Klan discuten sobre los orificios que llevan en las capuchas blancas, que no los dejan ver. También van a ver a pobres tipos que sirven de escudo humano pero que les pegan tantos tiros que ya pasa a ser gracioso, como en El vengador del futuro. En una parte, el Dr. King Schultz quiere ver si Django está dispuesto a ser cazarrecompensas. Django le responde algo así como: "¿Matar blancos y que me paguen por eso? Claro". También Samuel Jackson se luce como una especie de Tío Tom, servil y muy cínico, asimilado a la ideología esclavista de su amo, interpretado por Di Caprio.

Si existe el Cielo, en el videoclub sobre una nube quiero que esté Django Unchained. He dicho.

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