por Anabella
Familias enteras ocupan casas deshabitadas y viven, practicamente, toda su vida allí. De repente, aparece el dueño para reclamar poder sobre el inmueble. Quiere disponer de todas sus propiedades. Entonces el Estado encuentra una solución. Se presenta con un juez y la policía frente a la vivienda. Llama a la puerta una vez, otra vez más. Llama a un cerrajero. Luego ingresa la policía para sacar a todos del lugar. Si alguien se apega a las paredes, se dispara, se gasea, sin importar nada, sin importar que haya niños.
La casa de Uribe al 900 va a ser desalojada. Gracias y lamentablemente a que hay un hombre muy enfermo, postergan por diez días la diligencia. Eso les da tiempo para conocer y apropiarse de una estrategia. Don Jacinto, un anarquista, ha pensado una manera poco tradicional de salir de esto. Porque resistir en el lugar es imposible. El Estado tiene las armas, tiene la policía. Y la estrategia del caracol puede funcionar.
Otro personaje clave de esta historia es "Perro" Romero, el apoderado legal de los vecinos. Él dice ser apegado a la ley. Pero como tanta fe no se tiene, acepta que se ponga en marcha la otra propuesta. Debido al avance y gravedad de la situación, Romero va a ir cediendo en sus posiciones. Va a tener que usar recursos que no estudió en la carrera de leyes para conseguir prórrogas. Entiende que, como dice uno de los vecinos, están así por la "injusticia de la justicia".
La estrategia del caracol (1993) es una película colombiana que mezcla comedia y drama. Su director, Sergio Cabrera, sabe balancear estos elementos. El drama sirve para plantear una idea. Los vecinos son víctimas de un sistema que no les da solución, una vivienda. Lo único que tienen para ofrecerles es violencia. Son víctimas de una justicia que siempre se pone del lado del más fuerte, del que puede pagar. La comedia sirve para subrayar este mensaje. Nos permite sentir simpatía por los vecinos desde dos lugares a la vez.
0 comentarios:
Publicar un comentario